LA IGLESIA CONSTRUYE EL REINO DE DIOS
El cristiano,
constructor del Reino
La tarea fundamental que nos dejó Jesús fue la construcción
de su Reino: Reino de amor, justicia y paz. Por esto, todos y cada uno de
nosotros debe trabajar para que la humanidad entera llegue a ser una gran familia,
donde reinen la fraternidad y la paz. Y para lograrlo, es preciso que
practiquemos el mandamiento del amor, tanto de manera personal como
comunitaria.
• De manera
personal. Desarrollando acciones a favor de las personas, en especial de los
más necesitados.
• De manera
social. Luchando contra todo aquello que oprime al ser humano y le impide su
realización. En síntesis, la comunidad cristiana debe trabajar por la defensa y
promoción de los Derechos Humanos.
En especial, en América Latina y el Caribe, la comunidad
cristiana debe ser valiente, decidida, clara y comprometida con el ser humano,
de modo que sea cada vez él mismo, dueño de sus decisiones, de sus actos y de
su vida.
Para conseguir este objetivo, los cristianos contamos con el
testimonio vivo de Jesucristo, que se hace presente en el mundo actual por
medio de la Iglesia y del Espíritu Santo, que nos ilumina y ayuda en esta
acción salvadora; llevando a la Iglesia a vivir plenamente su naturaleza:
anunciar a Cristo: la misión.
Lo mejor del reino
Al rey le gustaba probar la sabiduría de sus súbditos, al igual
que su grado de responsabilidad y sus mañas, para lograr que hicieran lo que él
necesitaba. Pero le gustaba también aprender de todos y ser así cada vez más
sabio. Un día llamó a uno de sus sirvientes y le dijo: “Tráeme la cosa mejor
que encuentres en mi reino”, poco tiempo después, el criado volvió con una
lengua sobre una bandeja de oro. “Majestad —dijo—, la lengua es la cosa mejor.
Con ella se alaba a Dios, los enamorados se declaran su amor, los educadores
enseñan la sabiduría, los políticos acuerdan la paz, las familias recobran la
armonía con la lengua cantan las hazañas de su majestad, y con su lengua nos da
las sabias instrucciones”. Al oír esto, al rey le picó la curiosidad por saber
qué era lo peor de sus dominios. Entonces, envió a su criado para que buscara
la cosa peor de su reino.
En un récord de tiempo, volvió el criado. Y ¡oh sorpresa!, esta
vez también traía una lengua. “Majestad —dijo—, la jangua maldice a Dios,
enturbia o destruye el amor de las personas, crea odios y desconfianzas, hiere,
incita al crimen, destruye las comunidades y hasta mata. Con la lengua se destruye mucho de lo que su majestad hace de
bueno”.
El rey quedó muy preocupado con las reflexiones de su criado. Entonces, haciendo uso de su
sabiduría, mandó que en todo su reino se colocaran placas con una inscripción:
“de los demás o hablar bien o no hablar” . Todo aquel que no cumpliera con este
mandato, sería expulsado del reino.
Alfonso Francia, Educar en valores con parábolas de hoy
REFLEXIONA
- ¿Cuál es la enseñanza de la historia?
- ¿Qué relación tiene con la construcción del Reino de Dios?
- ¿De qué maneras debemos practicar el amor para construir el Reino de Dios?
- ¿Cuáles son los retos que debe afrontar la Iglesia para promover la justicia, la paz y el amor en tu barrio?
- ¿Qué factores impiden que el ser humano se sienta un ser social?
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